En la era de los smartphones, es crucial que el clero comprenda que las probabilidades de lograr una conexión espiritual han cambiado de manera radical.
La omnipresencia de estos dispositivos en nuestras vidas ha alterado profundamente la forma en que interactuamos con el mundo y con nosotros mismos.
La atención constante a las pantallas reduce nuestra capacidad de estar plenamente presentes en el aquí y el ahora, afectando la calidad de nuestras relaciones y nuestra vida espiritual.
Los líderes espirituales enfrentan el desafío de encontrar nuevas formas de comunicar mensajes de esperanza y conexión en un entorno saturado de tecnología.
Deben innovar en sus métodos para captar la atención fragmentada de las personas y transmitirles profundas verdades espirituales.
Es esencial integrar la tecnología de manera que complemente la práctica espiritual, en lugar de competir con ella.
Al final, la meta es crear espacios en donde, a pesar de la tecnología, las personas puedan sentirse verdaderamente conectadas consigo mismas, con los demás y con lo divino.